domingo, 4 de marzo de 2012

Realidad paralela. Parte 5.

Despertó en la misma habitación de la primera vez, con el sol azulado bañando con su luz la habitación y con un terrible dolor de cabeza.

"Al menos fue un sueño..." pensó Dimitar apoyando la espalda en la pared. Se tocó la sien derecha, y notaba como le palpitaba.-"Necesito algo para el dolor de cabeza".

Se levantó y se acercó a la ventana a mirar. Vio que la plaza del Distrito 0 quedaba delante suya, aunque no estaba seguro de que realmente se llamara Distrito 0. Todo habría sido un sueño.

-Señor Zhukov, que magnífica noticia que ya esté despierto-dijeron a su espalda.

Se volvió y vio a Zaunt acompañado de Virtanen, para variar...

-¿Se encuentra bien? Debió doler bastante ese golpe en la cabeza. ¿Necesita algún medicamento?-preguntó Zaunt.

-¿Qué golpe en la cabeza?-se extrañó Dimitar.

-¿No lo recuerda? Estaba delante del Consejo cuando se desmayó y se golpeó contra el suelo. Un golpe bastante fuerte, pensaba que habría sufrido una conmoción cerebral.

"No fue un sueño"-sentenció Dimitar.-"Todo fue real".

-No hará falta volver al Consejo, ya le han visto y han tomado sus propias conclusiones. Las preguntas que tenga se las responderemos nosotros.-continuó Virtanen.

-¿Qué hago aquí? O tampoco me van a responder.

-Tranquilo señor Zhukov. Está aquí para evitar su propia muerte a bordo de la Mnemósine, como ya ocurrió con sus compañeros.

-¿Perdieron el combate en la avanzada? Íbamos sobradamente preparados...

-¿Combate? Nunca llegó tal combate. Sus compañeros tuvieron el mismo destino que los tripulantes de la Hiperión. Fueron envenenados por sus líderes de la Tierra.

-¿De qué demonios está hablando? No diga sandeces.

-Se lo demostraré. Venga, iremos al edificio de Hiperespacio. Allí le mostrarán lo que ocurrió en las dos naves.

Esta vez no le pusieron esposas, aunque tampoco se sentía con ganas de huir o hacer algo extraño. Tanta información le confundía. Estaba claro que intentaban ponerle en contra de su propio planeta, y no lo iban a conseguir.

Caminaron a ritmo rápido hacia el edificio, donde les esperaba en la puerta Maldaghar, el ministro encargado de esa tarea.

-¡Hola! ¿Cómo está? Estuvimos muy preocupados por su salud, pero las pruebas que le hicimos nos tranquilizaron. ¡Adelante, por favor!-decía Maldaghar, derrochando energía. Su juventud y alegría eran contagiosas.

Entraron al edificio, decorado con cuerpos celestes y planetas, que se movían por el techo sin ninguna sujeción aparente.

-¡Magnetismo, señor Zhukov! ¡La maravilla de la ciencia!-exclamaba entusiasmado el joven ministro.

Se dirigieron a una sala circular, donde había un holograma de las dos naves.

"A ver con que me sorprenden esta vez"-pensó Dimitar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario