miércoles, 30 de mayo de 2012

Deus Ex Machina. Parte 5.

-Otra vez esa frase y la oscuridad.-dijo Tryf.

Alexia asintió, buscando de reojo las posibles cámaras y micrófonos ocultos por el pabellón. Le hizo un leve gesto con el dedo a su compañera, para que buscara con su lector todos los aparatos de escucha. Tryf se dio la vuelta hacia su equipaje, como si buscara algo, y accionó un botón en su reloj, que le proyectaba una imagen en su cerebro de la situación de todos estos artilugios, además de sus capacidades. Tras evaluarlo, le dijo simplemente a Alexia:

-Clase 3.

Alexia asintió, y se agachó para quitarse una bota, sacando una minúscula esfera plateada, del tamaño de una canica, que dejo deslizar hacia el suelo, causando un leve rebote.

Tryf y Alexia siguieron sacando ropa, y mientras se ocultaban de las cámaras, apagaban todos sus artefactos electrónicos.

-Procedo.-dijo Alexia.

Le propinó un puntapié sutil, y la bola produjo un resplandor azul, y algo más, imperceptible al ojo humano. Un pulso electromagnético que inutilizó todos los aparatos de la sala que estuvieran encendidos.

-Todo limpio. Llamemos a la base para informar. Recuerda que tenemos poco tiempo hasta que vengan a revisar las cámaras y micrófonos.

Mientras Tryf establecía contacto con la base, Alexia pudo investigar mejor el pabellón. Como antes pensó, todas las habitaciones estaban vacías excepto la suya. En todas había una considerable capa de polvo que amortiguaba sus pasos. Hasta que llegó a una de las últimas. Esta no tenía tal capa de polvo, y parecían que habían limpiado a conciencia. Se propuso entrar, cuando la voz de Tryf se oyó a sus espaldas, desde su habitación:

-Alex, informe de situación.

Alexia volvió corriendo, derrapando al llegar a la puerta, pues el polvo resbalaba. En la habitación estaba Tryf agachada, con la larga melena pelirroja anudada en una cola de caballo, con un trípode de realidad holográfica, que ahora mostraba una imagen a escala de su madrina, Suirahaza, sentada en una mesa, tamborileando con una mano y con la otra apoyada en la cara, claramente aburrida.

-¿Ya llegó la señorita? ¿El paseo bien?-preguntó la Jefa de Ministros, viendo llegar a su ahijada.

-Hola madrina, yo también me alegro de verte y de que estés bien.

-No te entrenamos para que no estuvieras bien. Informad, por favor. Tengo cosas que hacer, como buena jefa.

Tryf le empezó a informar de su viaje sin complicaciones, su llegada, la luz cegadora, Jonathan el artificiero, la voz atronadora y la oscuridad que le sigue, así como el claro estado de abandono de toda la estación. Alexia escuchaba, ensimismada.

"He de volver a la última habitación cuando tenga un momento".

-Bien. Vuestra misión es simple. Fhreklay hace tiempo que no nos da noticias de lo sucedido en la avanzada y no sabemos donde están nuestros antiguos espías. Tenéis que intentar encontrarlos y averiguar que demonios pasa allí. Tened cuidado y vigilad vuestras espaldas. Cambio y corto.

Y se cortó la transmisión antes de que pudieran contestarle.

lunes, 28 de mayo de 2012

Deus Ex Machina. Parte 4.

-Bienvenidas a la Avanzada, soy Jonathan, jefe de artificieros. Seguidme por favor.-se presentó un tipo alto, un poco encorvado y que cojeaba del pie izquierdo.

Acababan de dejar atrás la pista de aterrizaje, y lo primero que sufrieron era la intensísima luz que había en la sala. Una luz blanca y directa que les cegaba un poco, tanto que se tenían que tapar los ojos para hacerse sombra.

-Os daremos unas gafas protectoras para la luz, no os preocupéis. Es un experimento fotosensible.

Siguieron a Jonathan a través de una puerta de cristal, a una zona más oscura. Lo que veían eran enormes pasillos cilíndricos, de algo parecido al cristal, con vistas al espacio exterior. Por todos lados se observaban esferas donde se tendrían que llevar a cabo los experimentos e investigaciones, pero estos estaban vacíos y en avanzado estado de abandono.

Alexia iba a susurrarle algo a Tryf cuando una atronadora voz se oyó por megafonía:

"La perfección es el camino a la salvación"

En ese instante todo se volvió negro durante un par de segundos, volviendo todo a la normalidad tras este incidente.

Jonathan seguía caminando como si nada hubiera ocurrido, por lo que le preguntaron que había sido eso:

-¿Qué ha sido qué?-respondió Jonathan, sin volverse.

-Esa frase y la oscuridad de después.-replicó Tryf.

-No sé de qué habláis, pero este es vuestro pabellón. Acomodaos, mañana se os encomendará el trabajo.

Y se marchó, cojeando.

Alexia y Tryf se quedaron a solas en el pabellón de artificieros, una sala con bóveda acristalada, con habitaciones dobles, separadas por finísimos muros de manganeso, el metal que se utilizaba en todas las construcciones espaciales. Su habitación era la número 115, aunque no parecía que las demás estuvieran ocupadas, al menos cuando pasaban por delante de ellas. Es más, parecían no haber sido ocupadas en mucho tiempo, pues mientras caminaban iban dejando huellas en el polvo acumulado bajo tanto tiempo de inactividad.

-Esto es muy extraño. Primero la luz cegadora, luego la megafonía y la oscuridad, el estado de abandono de todo esto...¿qué piensas, Alex?

-Me extraña más que el tipo que nos ha traído aquí negara haber oído el berrido o sentido la oscuridad de antes.

"La perfección es el camino a la salvación".

Y oscuridad otra vez.

domingo, 27 de mayo de 2012

Deus Ex Machina. Parte 3.

-Cuando llegues recibirás instrucciones precisas de tu misión. Tu compañero te espera en la zona de despegue. Buena suerte Alex, el destino del planeta está en tus manos.-dijo solemne Suirahaza.

Ésta se dio la vuelta, murmurando para sí misma: "No sé para que digo siempre lo mismo si nadie se lo cree". Y se encogió de hombros mientras giraba la esquina.

Alexia, que ya no se sorprendía ante los numeritos de su madrina, se giró hacia sus padres, que estaban apartados, esperando a que la Jefa de Ministros le confiara la misión que llevaría a cabo en la Avanzada, la reconquistada Avanzada durante la guerra contra la Tierra.

La Avanzada era una ciudad artificial, creada en el espacio con fines científicos, dónde se pudiera experimentar sin los límites de la gravedad o la atmósfera, dónde dar rienda suelta a la imaginación por parte de los mejores hombres de ciencia del planeta. Pero hacía tiempo que algo no marchaba bien en la Avanzada, el siempre voraz avance tecnológico se había visto truncado desde la llegada del nuevo Supervisor Jefe, Fhreklay. Antiguo Ministro de Riqueza, todos pensaban que sería el nuevo Jefe de Ministros, pero se ofreció voluntario para marcharse a la utópica ciudad. Sorprendió a todos este hecho, pero tenía suficiente peso en el planeta como para que no fuera cuestionada esta reacción.

Ahora, desde que Suirahaza se hiciera con la jefatura, mandaba cada año a nuevos espías para controlar el trabajo de Fhreklay, y sin levantar sospechas seguir manejando los hilos de la Avanzada.

Los padres de Alexia se acercaron para alentarle y apoyarle en su nueva misión, despidiéndose de ella.

Alexia subió a la nave, dónde le esperaba su compañera y amiga Tryf, lista para partir junto a ella.

-¿Tú eres mi compañera? ¡Qué alegría! Pensé que sería el estúpido de Fakih.- preguntó Alexia, mientras se acomodaba junto a su amiga.

-No, Fakih ha sido destinado a otra misión, no sé donde.-contestó Tryf, mesándose los rizos pelirrojos.-  Artificieras, ¿no?

-Eso parece, habrá que improvisar.

La compuerta se cerró, listos para partir. Les esperaba un viaje de muchos años luz, distancia corta en esta época, gracias a la velocidad hiperespacial. Para los viajes más largos se utilizaban agujeros de gusano, pero solo los enormes acorazados o cargueros tenían esta capacidad. Tardarían unas horas en llegar, distancia que en la era de las primeras naves espaciales hubiera supuesto un viaje mortal, de varios cientos de años.

El anestesiante hizo acto de presencia, durmiendo a las compañeras de faena, para que el viaje no les afectara a los sentidos. Cuando llegaran les despertarían, listas para investigar.

El piloto, en honor al padre de los viajes hiperespaciales, Icaas Avimos, recitó la conjura para los intrépidos pioneros en este arte:
"Dicen que el tiempo es oro, pero yo lo acabo de convertir en diamante."

sábado, 26 de mayo de 2012

Deus Ex Machina. Parte 2.

-No te preocupes Alex, para nosotros sigues siendo la mejor. Verás como consigues una gran misión.-le consoló su padre, Dimitar.

Habían pasado 30 años desde que la Tierra fuera destruida por el fanático Van Aark, y no habían pasado en balde. Tras esa misión, sustituyó a Suirahaza como Ministro de Guerra, pues ésta ascendió a Jefa de Ministros,  sucediendo al fallecido Dalvonius. Dimitar ya no era Ministro; cuando V, su mujer y antigua Ministra de Vida, quedó embarazada, dejó el cargo en manos de un joven y muy capaz sucesor, Io.

V dejó el ministerio tras la boda con Dimitar, dedicándose a ayudar a la nueva ministra, Mortycia, antigua ayudante de V.

Alexia tenía ahora 21 años, se había adelantado 4 años a la graduación normal, que se conseguía a los 25, por sus grandes facultades en el espionaje, pero no parecían haber sido suficientes para conseguir el Puñal de Platino. Todos esperaban mucho de ella, ahijada de la actual Jefa de Ministros, una leyenda en los combates; hija de un exiliado y enemigo número uno de Van Aark, e hija de la ex-Ministra de la Vida, tenía mucha presión sobre sus jóvenes hombros, y no quería defraudar.

Pero parecía no ser suficiente.

-¿Otra misión? No hay mejor misión que ir a la Avanzada. Allí se curten los mejores. Y yo ya no seré la mejor.

Se sentaron a la mesa, Alexia en un lado, sus padres enfrentes, y la silla vacía que ocuparía Suirahaza cuando llegara.

-Tu padre y yo seguimos estando muy orgullosos de ti. Has acabado la instrucción 4 años antes de lo normal, eso es un gran hito. Nadie la ha acabado tan pronto. El Puñal es una cosa secundaria. Vayas donde vayas triunfarás, ya verás como es así.

Alexia asintió y suspiró, esperando a su madrina, que se retrasaba, para variar.

-Desde que es Jefa de Ministros siempre llega tarde.-sonrió Dimitar.

-Siempre ha llegado tarde.-contestó V. -La puntualidad no es su fuerte, desde luego.

En ese momento apareció por la puerta, haciendo una de sus entradas que no dejaban indiferentes a nadie. Llegó corriendo, saltando por encima de un sofá, y sentándose sin ni siquiera saludar.

-Ya estoy aquí. A comer.-dijo Suirahaza.

-Hola a ti también.-contestaron al unísono los tres.

-¿Tanto te costaba rodear el sofá, Sui?-preguntó V.

-No tendría gracia rodearlo.-contestó con la boca llena de comida.-Ah, por cierto. Tengo que hablar contigo Alex, a solas. Pero después de comer, vengo desmayada.

La comida fue como un bálsamo para Alexia, le ayudó a olvidar el fracaso.

Cuando terminaron, Suirahaza se levantó y le indicó a Alexia que le siguiera, llevándola a una habitación apartada.

-Enhorabuena-empezó Suirahaza- vas a ir a la Avanzada en misión especial. Necesitamos que te infiltres como artificiera.

-Pero si no he ganado el Puñal, y a la Avanzada solo van los que lo ganan.-respondió estupefacta Alexia.

-En realidad tú nunca aspiraste a ese Puñal, no has recibido la misma instrucción que los demás. Harás una misión muy concreta, que te será informada cuando estés allí. Haz las maletas, sales mañana.

Y se fue, dejándola en la habitación, confusa y emocionada, sin saber que hacer ni que decir.

domingo, 20 de mayo de 2012

Deus Ex Machina. Parte 1.

Alexia estaba frente al espejo del hall, esperando a que llegara su turno en la vista definitiva, atusándose el pelo con aparente tranquilidad.
Tres años después había llegado el momento de dejar la instrucción como espía y convertirse en una fuerza de élite. Se miró la pulsera que colgaba de su muñeca izquierda, recordando el día que su madre se lo dió:
"El día de tu graduación, recuérdale a tu madrina de que familia vienes, aunque no hará falta. Ella lo sabe de sobra."

Suspiró y esperó a que saliera su antecesor en la lista de graduación. Solo habían tres graduados este año, y ella era la tercera en la lista. Ya había salido el primero, Fakih Al'Asad, con paso firme. Le dedicó una inclinación de cabeza al pasar por su lado, y le deseó suerte.

Ahora tenía que salir su amiga Tryf Xav, quien le había acompañado todos esos años en su carrera personal hacia el premio Puñal de Platino, el premio al mejor alumno de los últimos diez años. Ahora sbría si, además de graduarse, lo recibiría.

-¿Alexia Zhukov Guderian? Su turno.-oyó en la puerta a su derecha.

Alexia se levantó, se terminó de atusar el pelo, y caminó hacia la puerta, por donde salía Tryf.

-¡Suerte Alex, ya verás como ganas!-le dijo mientras le abrazaba.
-Gracias, nos vemos luego.-contestó Alexia, dándole un beso en la mejilla.

Cruzó el umbral que daba a la sala de juicios, donde esperaba su madrina, sentada en el estrado.

-¿Tu madre te ha hecho venir con la pulserita? Esta mujer no cambiará nunca.-sonrió Suirahaza.- Vamos al grano. Felicidades por tu graduación, aquí tienes tu equipo de espionaje, y tu kris.

-¿Y el premio?-preguntó con ansiedad Alexia.

-Lo siento, pero no lo has ganado tú.

-¿Quién lo ganó? ¿Faqih?

-No te lo puedo decir, va en contra de la competición. Podría haber represalias por parte de los perdedores. Enhorabuena Alex, nos vemos esta noche en casa para la celebración. Saluda a tus padres de mi parte.

-Claro, madrina.-contestó Alexia, volviéndose hacia la puerta, impidiendo que Suirahaza, la nueva Jefa de Ministros viera sus lágrimas.

-No te avergüences por mostrar tus sentimientos, Alex, serás una máquina de matar, pero eres humana.-le dijo su madrina, abrazándola.

Alexia le sonrió como pudo, y salió de la sala. Se marchó del edificio de graduaciones, saliendo al tenue sol de marzo, maldiciendo al ganador del premio. Ese premio te permite ir a la Avanzada, a investigar los nuevos acontecimientos que se habían sucedido bajo el mandato del nuevo supervisor. Aún no sabía quien era él, pero sus esperanzas de mostrar su valía en tal terreno se le esfumó, como el viento se lleva las hojas del otoño.

Llegó a su casa, donde le esperaban sus padres, Dimitar y Victoria, o V, como le llamaba casi todo el mundo. Ahora empezaba su vida como espía, espía de la Orden del Kris Negro.