lunes, 19 de marzo de 2012

Realidad paralela. Parte 10.

Quedaban 24 horas.

24 horas para el ataque de las tropas terrestres, y por fin podía dormir desde hacía días. Un bálsamo para su cuerpo, pero sobre todo para su mente. Le mandaron a dormir tras la reunión en el Pico de Leben, a un edificio en el distrito 3. Parecía ser una zona residencial; niños por las calles jugando, gente caminando tranquilamente, ajenos a lo que iba a suceder en 24 horas. O eso pensaba él.

Se le acercó un hombre cuando salió de su lugar de descanso, con un traje militar, cuadrándose ante él. Saludo característico.

-¿Capitán Zhukov?-preguntó el desconocido.

"Hacía tiempo que no me llamaban Capitán."-pensó Dimitar.

-Sí, soy yo.-respondió.

-Soy el Teniente Coronel Drone. Me manda Suirahaza a por usted. Quiere repasar alguna estrategia.-contestó el militar.

Le acompañó por una larga calle, flanqueada por árboles de colores vivos. Rojos, amarillos, azules, morados... seguía sin saber como podían tener esas tonalidades. Le preguntaría a la ministra V cuando la viera.

Llegaron al distrito 0, a la plaza del enorme árbol. Pero esta vez se dirigieron al palacio de Kalayb, al edificio de color rubí. La puerta estaba flanqueada por dos brazos de mármol que salían del suelo, entrelazándose sobre ellos. Sostenían un corazón, que derramaba sangre sobre las extremidades de piedra.

-Muy...curioso.-dijo Dimitar mirando la estatua.

-Idea de la ministra. Es una mujer peculiar.-sonrió Drone.

-Ni que decirlo...

Entraron dentro del edificio. Y Dimitar se quedó boquiabierto. Las paredes eran un mapa interestelar con el continuo movimiento de las naves amigas y enemigas. Ahora comprendía como sabían que la Tierra les iba a atacar. Incluso pudo distinguir levemente la Mnemósine, junto a la Hiperión. No parecía que hubiera cambiado nada en ellas.

-¿Descansó bien el señorito?-dijo una voz femenina a su espalda.

Se volvió y no le sorprendió ver a la ministra de la guerra tras él, erguida. Seguía con la misma ropa de cuero, lo cuál le extrañó. A él le habían dado ropa nueva.

-Es la ropa oficial de ministra de guerra, tengo varios trajes como estos. Veo que traes mejor cara...-se anticipó Suirahaza.

-¿Cómo sabe que le iba a preguntar sobre la ropa?-preguntó Dimitar.

-Porque todos preguntáis. Sois tan previsibles...-dijo con sorna.

Accionó un botón en la mesa del centro de la sala y cambió el paisaje de las paredes. Ahora aparecía lo que recordaba como el mapa del planeta.

-Bien, este es el hangar principal -señaló en el mapa- así que tú int...

Se interrumpió al oír una explosión fuera del edificio. La ministra corrió hacia la salida, seguida por Dimitar y Drone.

Salieron a la luz del sol y vieron una nave de la Tierra precipitándose a toda velocidad,  envuelta en llamas hacia el suelo.

-¡¡Drone, el escudo!!-gritó Suirahaza.

Drone activó su reloj, el cual no solo daba la hora, parecía ser.

Un enorme escudo rojo, como un campo de fuerza, surgió por encima de sus cabezas, envolviendo la ciudad.

La nave se estrelló contra el escudo, reduciéndose a pedazos. La ciudad tembló bajo la onda de choque, cayendo al suelo algunas ramas del árbol frente a ellos.

-Tenemos visita, chicos.-dijo Suirahaza.- Avisad a Dalvonius, no hay tiempo que perder.

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