sábado, 14 de enero de 2012

Lluvia de metal. Parte 4.

-Buenos días teniente Zhukov. Descanse- dijo Van Aark, haciendo el saludo militar.-¿Preparado para salir al espacio?
-Siempre preparado, almirante. ¿Dónde está el capitán?
-Sí, de eso quería hablarle...venga, nos alejaremos un poco del bullicio.
El ambiente en el aeropuerto era el esperado de una despedida: las parejas de los tripulantes llorando, niños correteando y acercándose a la enorme nave para tocarla, soldados cargando con sus equipajes...

Van Aark llevó a Zhukov a una esquina del hangar, donde estaban algunas piezas defectuosas. Van Aark se giró con aspecto sombrío:
-Han asesinado al capitán Westermann, designado para esta misión. Le han inyectado una dosis mortal de uranio empobrecido.
-¿Asesinado...?-Zhukov se estremeció, y busco algún punto para apoyarse.- ¿Cómo que asesinado?
-Como oyes. Había signos de violencia en su casa. Esto te deja en una situación delicada, Dimitar. Tendrás que capitanear la expedición.

Zhukov encontró por fin un sitio donde sentarse, y hundió el rostro en sus manos. No podía creer nada. Westermann fue uno de sus mentores en la escuela.
-No se si seré capaz, almirante. Es mi primera misión.
-No me gustaría tomar esto como desacato, Zhukov. Tu deber, como oficial, es aceptar el mando.
-Si, señor.

Zhukov se llevó la mano a la frente, y se dio media vuelta para marcharse.
-Zhukov, ten cuidado.

Zhukov asintió sin darse la vuelta, y anduvo hacia la nave. Suponía que la tripulación ya sabría la noticia, así que subió al puente de mando, y se acomodó en la silla de capitán.
¿Qué estaba pasando? pensó Dimitar. Era todo demasiada casualidad, la intervención de McThown, la advertencia de Yuri, la muerte de Westermann. Algo no iba bien, estaba claro.

Dimitar esperó alrededor de media hora, hasta que los tripulantes montaron en la nave. Era momento de marchar.

-Aquí el Tenien..Capitán Zhukov -corrigió Dimitar.- Bienvenidos a bordo. Vamos a partir en 5 minutos. Vayan a sus respectivas posiciones.-señaló por megafonía.
-Capitán Zhukov, se presenta el segundo a bordo, Contramaestre Dickers. Cuando usted ordene nos marchamos.
-Encended los reactores, tenemos una misión que cumplir.-dijo Zhukov a los pilotos.

El hangar estaba ya vacío, cuando las sirenas empezaron a sonar. La compuerta de cristal del techo se abrió, dejando a la interperie el enorme aeropuerto. La nave encendió los motores con un enorme rugido. Se elevó verticalmente, llenando de humo toda la sala.

Finalmente despegó, dejando un rastro verdoso tras de sí. Partían a la avanzada espacial en el cuadrante 12. Allí se les unirían dos cruceros más, para escoltar al acorazado Mnemósine, nave capitaneada por Dimitar, para acudir a la batalla en el planeta De Kelber. Tenían como objetivo minar las fuerzas en la retaguardia. Atacar por sorpresa.

Claro, que eso ya se vería...

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