domingo, 5 de febrero de 2012

Realidad paralela. Parte 1.

Se despertó en una habitación desconocida, revestida de metal e iluminada por una tenue luz azulada. Miró alrededor y encontró la fuente de esa luz, una ventana hexagonal, de aproximadamente medio metro de diámetro. Se levantó y vio, que además de la cama donde había estado tumbado, no había más muebles en la habitación, exceptuando una solitaria puerta. Iba a asomarse por la ventana, cuando se abrió la puerta tras él.

-¿Dimitar Zhukov? - oyó a sus espaldas.

Giró sobre sí mismo, y observó a un hombre alto, enfundado en un traje negro, y a uno más bajo que lo acompañaba:

-¿Virtanen? ¿Qué hace aquí? ¿Dónde estoy?

El hombre alto, que llevaba un portafolios en la mano, se adelantó hacia Dimitar.

-Veo que no ha sufrido pérdidas de memoria- dijo, apuntando algo en el portafolios.- No me he presentado. Mariscal Heinrich Zaunt, encantado.- le tendió la mano.

Dimitar la rechazó, confuso. Se echó hacia atrás, esperando respuestas:

-¿Dónde estoy? - volvió a preguntar.- ¿Y que hace aquí Virtanen, si había desaparecido?

Empezó a pensar que era un sueño, y que se despertaría en poco tiempo.

-Tranquilo, le responderemos a todo.- dijo Virtanen, abriendo la boca por primera vez.- Estamos en Kalayb, otrora  Divkla V.
-¡¿El planeta rebelde?! ¡Me han tomado prisionero! - exclamó Dimitar.
-Rebelde, bonita forma de llamar a los que hace tiempo éramos habitantes de la Tierra. -rió Zaunt.- Y tranquilo, no pretendemos hacerle daño, solo enseñarle algunas cosas interesantes. Daremos un paseo.

Le pusieron unas esposas algo extrañas, pues eran elásticas, por lo que podía mover las manos, pero no podía quitárselas ni hacer movimientos bruscos.

Salieron al pasillo, el cual era todo de cristal, con forma de tubo. Parecía que conectaba distintos edificios. Ahora podía ver de donde provenía la luz azul, y era de un Sol de ese color. Se le podía mirar directamente sin que te hiciera daño en los ojos, lo cual le pareció extraño.

Siguió observando lo que tenía alrededor, y era impresionante. Edificios enormes de metal y cristal, conectados por pasillos elevados. Naves sobrevolando el cielo, pero no naves militares, o al menos eran bastante más pequeñas, por lo que parecían naves personales. Vegetación frondosa por todos lados, plantas que no conocía. Enormes cúpulas de color dorado, y lo más importante, nada de esa radiación que hay en la Tierra.

Nunca había visto el cielo sin radiación, sin tener que observarlo a través de observatorios, y ahora podría verlo directamente.

-¿Preparado para respirar aire de verdad, señor Zhukov? - sonrió Virtanen.

Cruzaron una puerta que se abrió a su paso, y salieron al exterior, donde pudo respirar por primera vez aire limpio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario